viernes, 8 de julio de 2011
La década infame de la soja
Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA)-Medio&medio
Para el Ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, unos metros pueden ser la diferencia entre tomar un café, sentirse en un escenario a su medida y ser repudiado casi al mismo tiempo. Tamaña condición sucedió con el candidato Agustín Rossi en un bar, luego en la Bolsa de Comercio de Rosario, capital del agronegocios donde dio un discurso mientras afuera un escrache de afectados por los agroquímicos, organizaciones y empleados del Conicet-CTA , lo declaraban “persona no grata”.
Rosario es desde hace tiempo la ciudad de la oligarquía sojera y la Bolsa de Comercio el templo del poroto. La peculiar visión del gobierno va de la crítica al amor sin escalas. De su discurso se desprende que a Barañao le interesa mejorar los canales de comercialización de los desarrollos en biotecnología, ajustar la legislación, extender la frontera agropecuaria, seguir fumigando a la gente y esperar buenas rentas, en el escenario del Biotech Forum. Otro encuentro que recuerda al pacto Roca-Runciman, con la incorporación de que los apellidos son reemplazados por sociedades anónimas como Nidera, ASA, Basso, Carrillo y Trucco. Una mesa donde unos pocos deciden el futuro del país, donde el asesinado en el senado es en la representación moderna el pueblo. Para los medios presentes la escena era única y estaba dentro del recinto que además controla la publicidad a la que hay que rendir cuentas. Barañao no representa a lo mejor de la ciencia por las estupideces en las que suele caer al mejor estilo del “Hombre araña fumigado” de la Feria del Libro.
El diario La Capital de Rosario usó sus palabras “En biotecnología precisamos un Invap”, pero ningún medio publicó la muerte del niño de 8 años que padecía leucemia por causas ambientales, muy cerca de allí en la localidad de Villada.
El Ministro Barañao instó al sector privado a "exportar conocimientos y no sólo granos" y agregó que desde el Estado existen proyectos muy adelantados en materia de transgénicos: "Queremos instalar la idea de responsabilidad social del científico, para lo cuál nos preguntamos cuál debe ser el perfil del investigador", agregó.
Justamente sus antecedentes en la Conabia, reactualizando su cartera a consultora de las multinacionales, amerita la respuesta a su pregunta. La responsabilidad social del científico está al servicio del mercadeo. Prueba de ello es el asesoramiento de gente del Conicet de Santa Fe a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) en la instalación de una fábrica de agroquímicos en Casilda. El rechazo de los vecinos hizo declinar el proyecto que debía definirse por un referéndum en julio de 2010 que no se realizó por el desestimiento de la empresa.
La ética científica de los firmantes del informe sobre glifosato del Conicet y de la UNL, los científicos ex empleados de Basf que hoy integran sin ninguna vergüenza organizaciones de lucro productivo y seguridad alimentaria. Los científicos que saben las consecuencias de los agroquímicos pero publican en inglés para no dar a conocer sus informes, todo un grupo de pseudociencia a los cuales lo único que les interesa es la beca del Conicet que pagamos todos para que investiguen cómo matarnos más rápido.
Se dio un minuto para recordar la Ley de Semillas, de la cuál no tiene la más pálida idea y considera que "el debate es muy complicado". Será por eso que había dos estudios jurídicos al servicio del Forum asesorando sobre las debilidades de la ley patentes. Consultado por los desastres de los agrotóxicos, Barañao aseguró con total cinismo que hay que "abandonar los discursos apocalípticos". Ante semejante respuesta la construcción del país que pregonan ¿será a costas de la sangre de miles de niños en pos de la renta? La provincia sojera además rindió homenaje a un científico local por idea del senador reutemannista Spinozzi, cuyo árbol genealógico no se publicó, porque era embarazoso el parentesco con un funesto intendente del FPCS de Teodolina que despidió a 40 trabajadores de barrido y limpieza denunciado por ATE-CTA Rosario, y que además es dueño de una cerealera de la zona.
Al igual que el Pentágono que reconoce las muertes del Plan Colombia, el Ministro Barañao dijo que desde el gobierno "son conscientes de los efectos colaterales". Por lo tanto pueden morir miles de niños con malformaciones, cáncer o leucemia a causa de ser fumigados, pero para el Estado y el Ministro “ son riesgos que hay que asumir”. Su deseo de un Invap tecnológico seguramente es para liofilizar los granos de soja para mantener el volumen y la forma original, glifosato incluído, hasta que suban los comodities como una “llave en mano” imitando al Invap.
El Ing. Agr. José Luis Albero, gerente de Marketing en el Departamento de Soja de Monsanto Argentina aseguró con total descaro que la empresa no ha recuperado las inversiones realizadas tanto en la soja RR como en el glifosato y que por ese motivo la empresa canceló en la Argentina el programa soja que tiene a nivel mundial. “Creo que tanto el productor como el país van a estar en serios problemas, porque la transferencia de tecnología se ha cortado”, dijo. Al igual que Barañao los apocalípticos son ambos, haciendo creer al lector y al productor distraído que sin glifosato el país no tiene futuro.
Grave error que el gobierno va a pagar con creses, suicidándose con un modelo tóxico de muerte , apostando al yuyo pero no a los alimentos, beneficiando a terratenientes y a estos personajes que con su doble juego solo fomentan la corrupción y los negociados, grandes protagonistas de la “década infame” que distan mucho del Invap tecnológico, pero la sumisión sigue siendo la misma.-
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